jueves, 7 de octubre de 2010

PRÁCTICA 3: Habilidades y actitudes de un buen comunicador

"La posibilidad de éxito es proporcional a la capacidad de esfuerzo y sacrificio". Es algo que ya sabíamos pero hoy más que nunca debemos recordarlo día tras día.

El mercado laboral, entendido éste por un mercado donde se ofertan y demandan recursos humanos, se está poniendo feo, y bajo mi parecer aun más para los comunicadores. Es por ello que el conocimiento de este mercado se convierte en una necesidad "vital" si se quiere triunfar en él. ¿Por qué? Porque una de las causas principales que han desembocado en la situación actual de recesión viene dada por el desconocimiento del mercado laboral que ha provocado un desajuste entre la oferta y la demanda de empleo.

Ya no importa tanto la aptitud de los empleados potenciales sino más bien la actitud de los mismos. A un futuro comunicador no se le exige que posea el máster más costoso o el dominio de dos o tres idiomas, lo que no quita que deba tener una sólida base de conocimiento, sino que actualmente se valoran otra serie de competencias morales y psicológicas también.

El autoconocimiento de uno mismo se hace patente en los tiempos que corren, el saber y demostrar en una entrevista de trabajo "qué soy capaz de ofrecer y aportar a la empresa" es necesario. Un empresario a la hora de decantarse por un profesional de la comunicación u otro es muy probable que tenga en cuenta aspectos como su nivel académico o su experiencia profesional previa, pero también características más complejas como son su sus aficiones, sus gustos o sus aspiraciones. No es de extrañar que nos tengamos que enfretar a perfiles de personalidad a la hora de demandar un trabajo, en donde la empresa quiera saber el grado de objetividad, autosuficiencia, creatividad, capacidad de liderazgo o influencia que consideramos tener. Es por tanto imprescindible tener en cuenta que no basta con contar con una sólida preparación y formación académica, también es menester corresponder dichos conocimientos con una actitud receptiva y proactiva que nos permita desenvolvernos en el ámbito laboral.
Por otro lado, no podemos perder de vista los factores de ocupabilidad que no podemos controlar, como los estructurales referidos al estado del mercado laboral y sus impredecibles tendencias, los competenciales (formación de base, cualificación profesional, nivel cultural o experiencia laboral) y los psicosociales relacionados directamente con las posibilidades del demandante de encontrar empleo independientemente de sus capacidades profesionales.

Tras haber leído algunas de las habilidades y actitudes que se valoran en un buen comunicador creo que podría identificarme en algunas de ellas como el hecho de tener una actitud proactiva, siendo capaz de aportar muchas de mis aptitudes a la organización, soy una trabajadora constante y flexible, no me importa adaptarme a nuevos escenarios, algo que veo muy positivo pues las nuevas tecnologías están avanzando a pasos agigantados y no podemos despistarnos ni un segundo, sino perderemos el hilo.  Creatividad no creo que me falte, soy decidida y ambiciosa, considero necesario proyectar la imagen de la empresa de manera que se perciba como única y diferenciada del resto, consiguiendo la creación de una opinión pública favorable hacia ella, lo que requiere mucho esfuerzo y sacrificio, pero terminando con una frase histórica como empecé "La fuerza no proviene de la capacidad física sino de la voluntad indomable" (Gandhi).

1 comentario:

  1. Muy bien definido. Comparto tu opinión.

    Ese "algo más" que demandan los empleadores no lo da la carrera ni los cursos, sino el intercambio de impresiones, las aspiraciones y el trabajo sobre nuestra forma de ser.

    :DD

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